El mal, imaginado por el gótico

  • Esperanza Aragonés Estella Doctora en Historia del Arte [Espainia]

Laburpena

El diablo ocupa portadas, capiteles y murales de las iglesias góticas. Evoluciona su imagen desde los precedentes románicos consiguiendo su aspecto más monstruoso, gracias a las alas de murciélago y a los rostros en lugares imposibles del cuerpo, o por el contrario involuciona hacia una forma más humana y cercana al ángel caído, dando la vuelta a la temida representación del Enemigo. El infierno se complica y las antiguas fauces románicas dejan ver un interior lleno de estancias en las que se aplican torturas a cada pecado, donde las faltas eclesiásticas se solapan con las judiciales, y los castigos son un recuerdo de los aplicados a los delincuentes de la época. Desde el siglo xv la figuración monstruosa de Lucifer...

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Argitaratuta
2002-04-30